lunes, 21 de febrero de 2011

Rafael Hernández ¿POR QUÉ A LOS NIÑOS DE INFANTIL LES GUSTA QUE LES CONTEMOS SIEMPRE EL MISMO CUENTO Y VER LA MISMA PELÍCULA?

Lo más interesante sería poder preguntárselo a ellos. Ahora bien, mientras no exista una especie de traductor simultáneo, nos tendremos que valer de la observación, de los estudios realizados y de las opiniones de los más experimentados en la materia.
No solamente hablaría del mismo cuento o de la misma película, sino que lo haría de los diversos gestos repetitivos que realizan, como, por ejemplo, tirar la cuchara al suelo y disfrutar viendo cómo la recoges una y otra vez, hasta que llega el incomprensible enfado del adulto, que en el fondo se convierte en una nueva enseñanza de hasta dónde están los límites.

Todos los gestos que hace, producen gracia en los adultos, pero las reacciones de niños y adultos no se sostienen por el mismo ritmo de tiempo y lo que para ellos es algo que les hace ser protagonista, para el adulto comienza a ser pesado y tiene que discurrir para encontrar la forma de finalizar aquello.

Yendo más cerca de la pregunta, asombra que no se cansen con el mismo relato, y esto durante mucho tiempo y durante muchas ocasiones. Ver cómo te señalan una figura, cuyo nombre pronuncian una y otra vez, por ejemplo: «caballo», sin ningún tipo de cansancio sorprende y hasta hace movilizar las neuronas para averiguar cómo seremos capaces de salir de ese círculo sin fin.
Ellos se sienten los más seguros y los únicos protagonistas.
Parece claro que se están sintiendo seguros, que adivinan lo que va a ocurrir y ocurre; lo contrario es una desagradable sorpresa y, hasta en las edades en las que se pueden manifestar con palabras, muestran su rechazo frente a la adversidad del relato mal contado, como una falta de interés hacia sus propias personas. Conociendo, sabiendo, son los reyes y reinas de la casa. Es todo un mundo de seguridad que circula por sus sentidos según lo han llegado a entender, o comprender o captar; salirse de un mundo conocido es algo que les descentra del punto central de atención hacia ellos. Si el cuento no se cuenta como ellos conocen, su protagonismo se pierde porque los propios personajes se salen de sus dominios.
Esto resulta un auténtico contraste con lo que ocurrirá en años posteriores en los que no serán capaces de ver, de oír o de hablar dos veces de lo mismo porque les parecerá viejo, caduco y aburrido. Pero eso serán otras edades.

1 comentario:

  1. Rafael,
    me sorprende gratamente que hayas sido el primero en publicar una reflexión personal sobre una de las cuestiones planteadas en clase.
    Esto nos ayudará a seguir pensando en los porqués de los comportamientos de los niños de la etapa que Piaget denominaba preoperatoria.
    Enhorabuena.
    Almudena.

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